Carta Editorial

Comenzaremos esta edición contándoles una pequeña historia dedicada a todos aquellos dedicados a este ámbito tan hermoso como lo es la gastronomía.

La historia inicia así:


Un día como cualquiera, murió un chef y como era de esperarse fue a dar a las puertas del cielo. San Pedro buscó en su archivo, pero últimamente andaba un poco desorganizado, y al no encontrar su nombre en la lista, le dijo:


-¡Lo lamento no estas en la lista!


De modo que el chef se fue a la puerta del infierno, donde rápidamente le dieron albergue. Poco tiempo pasó y el chef se cansó de padecer las miserables comidas del infierno, así que se puso a cocinar y a preparar las mejores y más suculentas recetas.


Con el paso del tiempo, ya tenían buffet VIP, comida a la carta, cocina internacional, comedores industriales, lava lozas, almacén, menús personalizados etc. el chef se convirtió en la adquisición más rentable en millones de años para el infierno.


Un día, Dios llamó al diablo por teléfono y en tono de sospecha pregunto:


-¿Y qué… como están las cosas por allá?


-¡¡ Estamos a todo dar!! Ya tenemos buffet VIP, almacén, comida internacional, área gourmet, menús personalizados lava loza, comedor industrial etc.


Apunta por favor mi dirección e-mail: eldiablofeliz@infierno.com, por si algo se te ofrece.


Entonces Dios pregunto:

-¿ Que acaso tienen un chef allí? Eso debe ser un enorme error… ¡Eso nunca debió pasar! Los chef siempre van al cielo, esto está escrito y resulto para todos los casos, sin excepción. ¡¡Me lo mandas de inmediato!!


-¡¡Ni loco!! …. Dijo el diablo. Me gusta tener un chef de planta en esta organización… y me voy a quedar con el eternamente.


-¡¡Mándamelo o te demandare!!... Dijo Dios con voz firme.
Y el diablo, con la vista nublada por tremenda carcajada que soltó, le contestó:


-¿Ah si? Y por curiosidad, ¿de conde vas a sacar tu un abogado?... ¡Si todos están aquí!!


Tal vez un chef parezca una simple persona más que sabe cocinar; pero que seria del mundo sin alguien que nos ahorre la ardua labor de la cocina